
Cuando la noche del 31 de octubre cae sobre Tenerife y las calabazas dejen de ser verduras para convertirse en símbolo del terror, el CIFE de Lomo Pelado, en el municipio de El Rosario, se transformará una vez más en el epicentro de una pesadilla colectiva. Bajo el título Mentally Block: After Dead, llega la cuarta edición de la que ya es considerada por muchos como la casa del terror más extrema de la isla. Pero para cruzar su puerta no bastará con valor: se exige una ofrenda. Un kilo de alimentos no perecederos o comida para gatos será la llave que permite el acceso a este mundo de oscuridad y adrenalina, una forma simbólica de recordar que incluso en medio del miedo puede haber un gesto de solidaridad. Todo lo recaudado se destinará a causas sociales, convirtiendo el terror en una herramienta de ayuda.
La experiencia, organizada por la Concejalía de Juventud de El Rosario y el Proyecto de Dinamización Juvenil, contará con la dirección artística de Víctor Jorge, quien promete una edición cargada de sorpresas inéditas. No se trata de una simple sucesión de sustos, sino de una inmersión sensorial que juega con los límites entre lo real y lo imaginario. Las luces estroboscópicas, los efectos sonoros, la proximidad física de los actores y la atmósfera cuidadosamente diseñada convierten el recorrido en un desafío a los sentidos, un rito colectivo en el que cada visitante se transforma, casi sin quererlo, en parte de la historia.
En Mentally Block: After Dead, esa fórmula alcanza un nuevo nivel. La entrada es gratuita, pero las plazas son limitadas y la inscripción previa es obligatoria, lo que aumenta la expectación en torno a un evento que cada año se supera en ambientación y convocatoria. En un momento en el que el ocio cultural busca nuevas formas de conexión con el público, esta iniciativa logra lo que muchos festivales o espectáculos más convencionales no siempre consiguen: movilizar a una comunidad en torno a una emoción común, el miedo, convertido aquí en puente y celebración.
Al final, lo que queda no es solo el sobresalto, sino la sensación de haber sido parte de algo que trasciende el susto. En el delgado límite entre el grito y la risa, entre la oscuridad y la luz, Mentally Block: After Dead logra transformar lo inquietante en un acto de comunión. Porque en Tenerife, incluso el terror tiene su propio acento, y bajo la penumbra también puede brillar una forma distinta de belleza.